BOLIVIA, 18 Sep (EUROPA PRESS)
El Telescopio Espacial James Webb, en una misión conjunta entre la ESA, NASA y la CSA canadiense, ha logrado capturar imágenes en infrarrojo de un fascinante fenómeno cósmico donde dos galaxias, una elíptica y otra espiral conocidas colectivamente como Arp 107, se encuentran en un proceso de fusión a 465 millones de años luz de nuestra Tierra, en la constelación de Leo Minor. Este proceso ha generado un puente de estrellas, revelado gracias a las capacidades del telescopio, mostrando un espectáculo luminoso en el vasto universo.
La captura de este evento cósmico fue posible gracias a una combinación de observaciones del instrumento MIRI (Mid-InfraRed Instrument) y la cámara NIRCam (Near-InfraRed Camera) del Webb, que juntos lograron ofrecer una visualización detallada de este proceso. La información capturada por MIRI, representada visualmente en tonos rojo anaranjado, destacó no solo las áreas de formación estelar y el polvo compuesto de moléculas orgánicas conocidas como hidrocarburos aromáticos policíclicos, sino que también logró mostrar el núcleo brillante de la gran espiral, en donde reside un agujero negro supermasivo.
La particularidad de la galaxia espiral involucrada en este proceso, caracterizada como una galaxia Seyfert, ofrece un punto de interés para los astrónomos. Esta clasificación sugiere que, aunque no tan luminosas ni distantes como los cuásares, las galaxias Seyfert constituyen excelentes objetos de estudio para fenómenos en luz de menor energía, como la infrarroja. Esta característica permite a los científicos obtener información valiosa sobre procesos cósmicos similares, pero en condiciones menos extremas.
Arp 107 comparte similitudes con la Galaxia Rueda de Carro, observada anteriormente por Webb. Sin embargo, el impacto entre la galaxia elíptica más pequeña y la espiral no fue directo, lo que permitió que la última mantuviera su estructura espiral solo con una perturbación en sus brazos. Aunque este tipo de colisiones galácticas puede parecer destructivas, de hecho, impulsan la compresión del gas, creando las condiciones idóneas para la formación de nuevas estrellas. Por contra, también se advierte que dichas colisiones dispersan una cantidad significativa de gas, afectando potencialmente la disponibilidad de material necesario para la creación de futuras estrellas.
Este descubrimiento, comunicado por la ESA, resalta la importancia de la tecnología infrarroja en la observación del universo, permitiendo desentrañar los misterios del cosmos con una precisión sin precedentes.