BOLIVIA, 3 Oct (EUROPA PRESS)
El telescopio espacial James Webb, en una exploración sin precedentes, cartografió los gases emanados por un centauro, revelando una composición diversa que ofrece luces sobre la evolución de nuestro sistema solar. Los centauros, objetos cósmicos de antigüedad transneptuniana que se adentraron en la órbita de Neptuno debido a influencias gravitacionales planetarias, podrían terminar siendo cometas de corto período.
Considerados como híbridos orbitales, estos cuerpos presentan similitudes tanto con los objetos del lejano y frío Cinturón de Kuiper como con los cometas de corta duración, intensamente modificados por sus repetidas cercanías al sol. Su fase orbital de transición hace que sean de gran interés para estudiar su composición y actividad de desgasificación, esencial para entender el enlace entre los primitivos cuerpos helados del sistema solar exterior y los cometas más evolucionados.
Recientes observaciones por el equipo científico utilizando el instrumento NIRSpec del Webb revelaron nueva información sobre el Centauro 29P/Schwassmann-Wachmann 1, distinguido por sus estallidos de actividad casi periódicos. Esta investigación descubrió un nuevo chorro de monóxido de carbono (CO) y emisiones previamente no detectadas de dióxido de carbono (CO2), arrojando luz sobre la composición del núcleo del centauro. Los hallazgos fueron publicados en Nature Astronomy.
Sara Faggi, del Centro Goddard de la NASA y líder del estudio, expresó la importancia de estos descubrimientos, señalando que "los centauros pueden considerarse como algunos de los restos de la formación de nuestro sistema planetario". La capacidad del Webb para detectar una gama amplia de químicos, incluidos el H2O y el CO2, ha abierto nuevas posibilidades, aunque el agua no pudo ser identificada, posiblemente debido a las extremas condiciones frías de 29P.
La observación detallada de estos chorros de CO2 y CO ha llevado a la creación de un modelo 3D para comprender mejor su origen y orientación, sugiriendo la interesante hipótesis de que el núcleo del centauro podría ser un conglomerado de varios objetos con composiciones distintas. Geronimo Villanueva, coautor del estudio, sugirió que "tal vez dos piezas se fusionaron y formaron este centauro", lo que plantea nuevas perspectivas sobre la formación y almacenamiento de objetos en el Cinturón de Kuiper.
El estudio continúa despertando preguntas sobre la naturaleza de los estallidos de 29P y los procesos detrás de su desgasificación, un fenómeno aún más intrigante dado que, a diferencia de los cometas, los centauros son demasiado fríos para que el hielo de agua se sublime. Este descubrimiento marca un avance significativo en nuestra comprensión de los mecanismos subyacentes que rigen la actividad de estos cuerpos celestes transicionales.