BOLIVIA, 17 Sep (EUROPA PRESS)
La presencia de polen en el aire durante la temporada primaveral provoca un incremento en la formación de hielo en las nubes y, en consecuencia, mayores precipitaciones, incluso a temperaturas que oscilan entre los -15 y -25 grados Celsius en Estados Unidos. Investigaciones recientes demuestran que el polen actúa como núcleo de hielo, afectando de manera significativa la congelación del agua en las nubes y favoreciendo el fenómeno de la precipitación.
El Dr. Jan Kretzschmar, meteorólogo y autor principal del correspondiente estudio, explicó, "Esto está respaldado por resultados de laboratorio que muestran que el polen actúa como un núcleo de hielo, influyendo en la temperatura de congelación del agua en las nubes y promoviendo la precipitación". Sin la intervención de estas partículas nucleadoras de hielo (INP), el agua en las nubes solo congelaría a temperaturas inferiores a los -38 grados Celsius. El proyecto Breathing Nature Cluster of Excellence ha indagado sobre este fenómeno tanto en el laboratorio como en el contexto de cambio climático y la pérdida de biodiversidad, según indicó el coautor Profesor Johannes Quaas.
Aunque a escala global el efecto del polen en la formación de hielo puede ser menor en comparación con otros elementos como el polvo, su impacto se percibe de forma significativa a nivel regional y estacional, en especial durante la primavera. "Debido a su tamaño, el polen permanece en la atmósfera durante poco tiempo. Nuestro estudio destaca la importancia de los fragmentos de polen más pequeños, que se producen cuando el polen se rompe en condiciones de humedad. Estas partículas más pequeñas permanecen en el aire durante más tiempo y, en cantidades suficientes, pueden entrar en las capas atmosféricas frías, donde desencadenan la formación de hielo", detalló Kretzschmar.
La alteración del clima a causa de la acción humana ha modificado el inicio de la temporada de polen, prolongándola y acrecentando las concentraciones de polen en el ambiente. Se anticipa que estas tendencias se intensificarán hacia el fin de siglo, potencialmente resultando en precipitaciones más frecuentes e intensas a nivel local.
Este estudio abre un nuevo campo de indagación sobre la relevancia de la biodiversidad en la formación de nubes y la cantidad de partículas de hielo en la atmósfera, destacando la necesidad de una mayor investigación para comprender a fondo el rol del polen en la evolución climática y su incorporación en futuros modelos climáticos. "Si podemos simular correctamente el efecto del polen y su interacción con el clima, podremos hacer predicciones más precisas", afirmó Kretzschmar en sus conclusiones.