BOLIVIA, 23 Sep (EUROPA PRESS)
Un equipo de astrónomos internacionales realizó un descubrimiento que podría cambiar la manera en que entendemos nuestra propia galaxia, la Vía Láctea. Gracias a las observaciones realizadas por el telescopio de rayos X eROSITA, a bordo de la misión Spectr-Roentgen-Gamma SRG, se identificaron estructuras magnetizadas gigantes que se extienden por más de 16.000 años luz fuera del plano galáctico. Estas impresionantes formaciones, que desafían los modelos anteriores de la estructura galáctica, fueron detalladas en un reciente estudio publicado en Nature Astronomy.
Las denominadas burbujas eROSITA, enormes estructuras que abarcan de horizonte a horizonte en el cielo, han sido alimentadas por los flujos de gas y energía provenientes de explosiones de supernovas. Lo más sorprendente es la organización de los campos magnéticos dentro de estas burbujas, formando delgadas estructuras filamentosas que pueden extenderse hasta 150 veces el diámetro de la luna llena. Estas estructuras están asociadas a vientos calientes, de una temperatura de aproximadamente 3,5 millones de Kelvin, que se expulsan del disco galáctico.
He-Shou Zhang, de INAF (Instituto Nacional de Astrofísica de Italia) y primer autor del artículo, destacó la importancia de la formación estelar intensa en el extremo de la barra galáctica para el desarrollo de estos flujos expansivos. "Nuestros resultados encuentran que la intensa formación estelar en el extremo de la barra galáctica contribuye significativamente a estos flujos expansivos y multifásicos".
La investigación se benefició de un enfoque multi-longitudes de onda, abarcando desde radio hasta rayos gamma, lo que permitió confirmar la naturaleza extendida de estas características magnéticas y su relación con la retroalimentación galáctica. Es la primera vez que se ofrece evidencia observacional de que el anillo de formación de estrellas de la Vía Láctea en la barra galáctica está vinculado a flujos de salida galácticos a gran escala.
Gabriele Ponti, del INAF, reflexionó sobre la significancia de este descubrimiento: "Está bien establecido que una pequeña fracción de galaxias 'activas' pueden lanzar eflujos, que impactan profundamente a su galaxia anfitriona. Lo que me resulta fascinante aquí es que vemos que la Vía Láctea, una galaxia inactiva como muchas otras, también puede expulsar eflujos poderosos".
Este estudio, que utilizó más de diez estudios diferentes que abarcaron frecuencias desde ondas de radio hasta rayos gamma, marca un avance en nuestro entendimiento del halo galáctico y el ecosistema de formación estelar de la Vía Láctea, abriendo nuevas posibilidades para comprender el crecimiento de las galaxias y los fenómenos asociados a ellas.