BOLIVIA, 5 Oct (EUROPA PRESS)
Donald Trump, Elon Musk y Taylor Swift encabezan la lista de personalidades más afectadas por 'deepfakes' en 2024, revela un estudio de Kapwing. Estas figuras públicas estadounidenses han sido el foco de un número significativo de manipulaciones de imagen y voz mediante técnicas de inteligencia artificial, con Trump a la cabeza con 12.384 solicitudes de videos 'deepfake', seguido por Musk con 9.544 y Swift con 8.202.
Los 'deepfakes' son manipulaciones audiovisuales que presentan imágenes y voces ficticias que parecen sorprendentemente reales. Esta tecnología ha avanzado a tal punto que, con tan solo una muestra de audio de 10 a 15 segundos, se puede clonar la voz de una persona y sincronizarla con imágenes para crear un video que parezca auténtico. Kapwing, una plataforma de creación de videos, subraya la facilidad con la que se pueden generar estos gemelos digitales, poniendo en alerta sobre los riesgos de suplantación de identidad y la difusión de noticias falsas.
Además de personalidades políticas como Trump y Biden, figuras del espectáculo como Tom Cruise y deportistas de la talla de Cristiano Ronaldo también han sido blanco frecuente de estas prácticas, que si bien en ocasiones se crean para entretenimiento, poseen el potencial de confundir al público y fomentar la desinformación.
La detección de 'deepfakes' modernos presenta desafíos, especialmente porque la tecnología de clonación de voz y sincronización de labios ha mejorado significativamente. Kapwing señala algunos indicativos para identificar estos videos manipulados, como la inconsistencia en el movimiento de los labios y dientes, y un tono de voz más monótono y menos expresivo que el de una persona real. Estas pistas pueden ayudar al público a cuestionar la veracidad del contenido que consumen en línea.
Eric Lu, cofundador de Kapwing, argumenta la importancia de contar con herramientas seguras para la creación de estos videos, instando a otros proveedores a ser transparentes cuando el contenido sea alterado y a tomar medidas para garantizar la seguridad del espectador. La proliferación de los 'deepfakes' en Internet y redes sociales plantea un desafío significativo para la integridad de la información y la autenticidad digital, obligando a confrontar las implicaciones éticas y políticas de esta tecnología emergente.