BOLIVIA, 3 Oct (EUROPA PRESS)
Científicos confirman la existencia de un cráter de impacto asteroide antiguo en el Atlántico
Recientes imágenes del fondo del océano Atlántico han revelado la presencia de un cráter de impacto, el cual fue resultado del choque de un asteroide con la Tierra hace 66 millones de años. Este hallazgo en el cráter Nadir, que yace a 300 metros bajo el lecho oceánico y se extiende por 9 kilómetros, comparte época con el más conocido cráter de Chicxulub en México, cuyo diámetro alcanza los 200 kilómetros y cuyo impacto resultó en la extinción de los dinosaurios.
El análisis de las imágenes ha permitido a los investigadores reconstruir los eventos que siguieron inmediatamente después del catastrófico impacto, incluyendo la creación de un cráter inicial en forma de cuenco, la licuefacción de rocas que posteriormente se asentaron en el fondo del cráter y la generación de un tsunami con olas de más de 800 metros de alto que cruzó el Atlántico. Estos descubrimientos fueron publicados en la revista Communications Earth & Environment.
El cráter Nadir fue descubierto en 2022 por el Dr. Uisdean Nicholson de la Universidad Heriot-Watt, quien, al estudiar datos sísmicos del lecho oceánico atlántico cerca de la costa de Guinea, en África Occidental, identificó una depresión que sugería la existencia de un cráter de impacto. Investigaciones posteriores, realizadas con la colaboración de especialistas en geología y ciencias planetarias de Reino Unido y Estados Unidos, confirmaron que el cráter fue resultado del impacto de un asteroide de entre 450 y 500 metros de ancho, llegando a la Tierra a una velocidad aproximada de 20 km por segundo, o 72,000 km por hora.
El Dr. Nicholson expresó su entusiasmo por el nivel de detalle alcanzado gracias a los datos sísmicos en 3D proporcionados por TGS, una compañía geofísica global. "Hay alrededor de 20 cráteres marinos confirmados en todo el mundo, y ninguno de ellos ha sido capturado con un nivel de detalle tan cercano a este. Es exquisito".
Este descubrimiento no solo proporciona nueva información sobre el impacto histórico que contribuyó a la extinción masiva al final del periodo Cretácico, sino que también abre nuevas ventanas al estudio de cráteres de impacto submarinos, permitiendo a los científicos estudiar su estructura en tres dimensiones y sin las complicaciones que implica la erosión superficial presente en los cráteres terrestres.