BOLIVIA, 22 Oct (EUROPA PRESS)
El telescopio espacial James Webb ha proporcionado insights revolucionarios acerca de ciertos cuásares en el universo temprano, que parecen existir en una sorpresiva soledad cósmica, según investigaciones realizadas por expertos del MIT. Este descubrimiento desafía las teorías previas acerca de la formación de los cuásares, que se consideran los objetos más luminosos del cosmos debido a los agujeros negros supermasivos en sus núcleos.
Mediante el uso del avance tecnológico que representa el James Webb, los científicos lograron retroceder más de 13.000 millones de años luz para analizar cinco de estos enigmáticos cuásares. Los resultados de estas observaciones muestran una diversidad inesperada en sus entornos: mientras algunos cuásares se encuentran en áreas densamente pobladas por más de 50 galaxias, otros se ubican en vastos vacíos con apenas unas pocas galaxias cercanas.
Esta variabilidad plantea interrogantes acerca de cómo estos cuásares lograron acumular la masa necesaria para su crecimiento sin una cantidad significativa de materia circundante. "Contrariamente a la creencia anterior, encontramos que en promedio, estos cuásares no están necesariamente en esas regiones de mayor densidad del universo primitivo. Algunos de ellos parecen estar ubicados en medio de la nada", indicó Anna-Christina Eilers, profesora adjunta de física en el MIT.
El equipo de Eilers especula que podría haber galaxias ocultas por el polvo cósmico alrededor de estos cuásares solitarios, lo que podría explicar su crecimiento. Se espera que futuras observaciones ayuden a aclarar estos misterios cósmicos, profundizando el entendimiento de cómo los cuásares alcanzaron tamaños tan colosales en los albores del universo.
Los cuásares estudiados, que existieron entre 600 y 700 millones de años después del Big Bang, son algunos de los más antiguos y brillantes jamás observados, con agujeros negros que superan el millón de veces la masa del Sol y que son más de un billón de veces más luminosos. Gracias a su intensa luz, es posible que lleguen hasta nosotros a través de eones, permitiendo que instrumentos como el JWST registren su existencia.
Esta investigación, publicada en el Astrophysical Journal, abre nuevas preguntas sobre la formación y evolución de los cuásares en el universo primitivo, un tema que sin duda continuará siendo de gran interés para la comunidad científica internacional.