MADRID, 9 Abr. (EUROPA PRESS) -
Una delegación de representantes de Arabia Saudí y Omán han llegado esta pasada noche a la capital de Yemen, Saná, para discutir con los líderes de la insurgencia huthi la posibilidad de poner en marcha un proceso de paz para poner fin a casi una década de guerra civil en el país, según han confirmado fuentes del Consejo Político Supremo, el máximo órgano político de los rebeldes.
La asistencia de representantes saudíes representa un momento de inflexión dado que Riad es el gran aliado del Gobierno yemení reconocido por la comunidad internacional en la lucha contra los huthis, respaldados a su vez por Irán.
"Las delegaciones omaní y saudí", relatan las fuentes de la agencia oficiosa de noticias huthi Saba, "se reunirán con presidente del Consejo Político Supremo, el mariscal de campo Mehdi al Mashat, sobre el levantamiento del 'asedio', con todas sus consecuencias" así como "el fin de la agresión"; el término con el que los huthis designan a la asistencia militar saudí durante la guerra, "y la restauración de los derechos del pueblo yemení".
Dentro de las cuestiones más concretas que abordará la delegación y el liderazgo huthi se encontrarán "el pago de salarios a los funcionarios y los beneficios del petróleo y del gas", añade el comunicado.
Oficialmente, los huthis solo han reconocido la presencia en el país de una delegación de Omán -- mediador en los esfuerzos de alto el fuego entre los insurgentes y el Ejército yemení -- que fue recibida esta pasada noche por el jefe negociador huthi, Mohamed Abdulsalam, tal y como anunció el propio mediador en su cuenta de Twitter.
MOMENTO CRUCIAL
La visita de esta delegación ocurre dos días después de la aparición de informaciones sobre una nueva tregua que podría servir de posible prolegómeno a un "acuerdo integral de paz" en el país, según aseguraron el viernes fuentes próximas a las negociaciones, bajo condición de anonimato, a varios medios árabes.
La primera parte de este proceso comenzaría con la declaración de una nueva tregua hasta finales de 2023, de acuerdo con el portal Al Araby al Jadeed, que iría acompañada de una relajación de las restricciones de los vuelos a la capital, bajo control de la insurgencia desde el comienzo del conflicto a finales de 2014, la reanudación de las exportaciones de crudo y reapertura total de las carreteras del país.
Gobierno y huthis ya acordaron en abril del año pasado un alto el fuego que contribuyó a un descenso significativo de la violencia durante la mayor parte de 2022. Aunque la tregua no fue prorrogada en octubre, la tensa calma perduró durante los meses siguientes, pero un nuevo repunte de las hostilidades desde febrero ha desatado el temor a una reactivación del conflicto.
Esta nueva tregua funcionaría como prólogo de un acuerdo integral de paz que, según fuentes yemeníes al diario Asharq Al Awsat, funcionaría bajo los auspicios de Naciones Unidas y supondría una continuación de los aspectos acordados en el nuevo alto el fuego e incorporaría además otros dos factores cruciales: la unificación de las instituciones del dividido país y el intercambio total de prisioneros de guerra entre ambos bandos.
Este proceso se desarrollaría en tres fases de seis meses, tres meses y dos años de duración y en el mismo también estarían implicados Arabia Saudí e Irán como los dos grandes aliados internacionales del Gobierno yemení y los insurgentes huthis, respectivamente, así como Omán.
La guerra en Yemen ha terminado por hundir al que era uno de los países más pobres del mundo en la peor catástrofe humanitaria en la actualidad, según Naciones Unidas. Más de 21 millones de yemeníes (dos terceras partes de la población) necesitarán ayuda humanitaria este año y de ellos 17 millones deberán recibirla con carácter urgente para sobrevivir.
El conflicto ha dejado casi 380.000 fallecidos, bien por los combates o por el hambre y las enfermedades; más de 85.000 de ellos niños, a los que hay que sumar cuatro millones de desplazados, según los datos que barajan las agencias de la ONU.