Publicado 15/03/2025 04:33

Siria cumple 14 años desde el inicio de la guerra en una frágil transición tras la caída de Al Assad

La bandera de Siria en un edificio en la capital, Damasco, tras la caída del régimen de Bashar al Asad a causa de una ofensiva de yihadistas y rebeldes encabezados por Hayat Tahrir al Sham (archivo)
La bandera de Siria en un edificio en la capital, Damasco, tras la caída del régimen de Bashar al Asad a causa de una ofensiva de yihadistas y rebeldes encabezados por Hayat Tahrir al Sham (archivo) - Europa Press/Contacto/Nicholas Muller

Las nuevas autoridades intentan convencer a la comunidad internacional de su pragmatismo entre temores sobre un conflicto sectario

MADRID, 15 Mar. (EUROPA PRESS) -

El conflicto en Siria cumple este sábado catorce años desde su inicio, un aniversario que tiene lugar en medio de un proceso de transición abierto tras la caída en diciembre del régimen de Bashar al Assad a causa de una ofensiva de yihadistas y rebeldes y apenas una semana después de unos graves incidentes de violencia en la costa que se han saldado con cientos de civiles asesinados, muchos de ellos miembros de la minoría alauí, a la que pertenece el exmandatario.

El conflicto estalló como consecuencia de la represión por parte de las fuerzas de seguridad de las protestas prodemocráticas al hilo de la conocida como 'Primavera Árabe', en las que los participantes exigían una reforma política y social ante el autoritarismo de Al Assad, quien en 2000 sucedió a su padre, Hafed al Assad, quien había liderado el país desde 1971.

El despliegue de seguridad para aplastar las protestas, que en otros países habían provocado la caída de regímenes como los de Túnez y Egipto, se vio seguido por la creación de milicias opositoras, algunas integradas por desertores a los que se sumaron personas que tomaron las armas frente a Al Assad.

La expansión de las hostilidades, que en un primer momento no tuvieron tintes sectarios, fue adoptando una dimensión religiosa impulsada por el presidente, que asoció a los rebeldes con yihadistas suníes enfrentados a la minoría alauí, que controlaba la cúpula del gobierno y las fuerzas de seguridad.

En este contexto, el Ejército Libre Sirio (ELS), una coalición de rebeldes integrada principalmente por desertores del Ejército, fue perdiendo peso ante la incapacidad de abrir un frente diplomático para poner fin a la guerra, en la que las autoridades recurrieron al uso de armamento químico.

AUMENTO DE LA INFLUENCIA ISLAMISTA

Con el paso del tiempo, los grupos islamistas empezaron a ganar peso, especialmente el Frente al Nusra, rama de Al Qaeda, y Estado Islámico, que en 2014 declaró un 'califato' en partes de Irak y Siria tras una ofensiva relámpago desde territorio iraquí, hechos que debilitaron aún más a las milicias laicas y revolucionarias.

Esta situación, junto con el retroceso de las fuerzas gubernamentales, derivaron en una intervención de Rusia en 2015 para apuntalar a las tropas de Damasco, apoyadas por Irán, en un reflejo de una guerra que se había convertido en una lucha entre países de la región y de fuera de ella para mantener su influencia.

Estado Islámico acabó por perder sus territorios en Siria a causa de los enfrentamientos con el Frente al Nusra y otros grupos islamistas aliados --aglutinados en Hayat Tahrir al Sham (HTS) y liderados por Abú Mohamed al Golani-- y la ofensiva de las kurdas Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), lo que terminó por dejar el país dividido en esferas de influencia.

Así, las autoridades kurdas declararon una semiautonomía en zonas del norte y el noreste, con los rebeldes e islamistas al frente de la provincia de Idlib (noroeste) y partes de Alepo y Hama, con las fuerzas gubernamentales en un control frágil de otras zonas.

La congelación de los frentes llevó a países de la región a considerar que Al Assad había logrado capear el conflicto, lo que derivó en un proceso de reintegración de Damasco en organismos internacionales, interpretado como una victoria para el régimen y sus aliados.

Sin embargo, este ciclo quedó roto en noviembre de 2024, cuando HTS y grupos rebeldes lanzaron una ofensiva que provocó el rápido colapso 'assadista', provocando la caída de Al Assad y el ascenso al poder de Al Golani, quien pasó a usar su nombre real, Ahmed al Shara, y a presentarse como un líder pragmático, pese a su pasado yihadista.

TRANSICIÓN Y DUDAS

De esta forma, las fuerzas de Al Golani dieron carpetazo a más de 50 años de dinastía de los Al Assad, un hecho aplaudido en general por la comunidad internacional, si bien existen dudas sobre la dirección que pueda asumir ahora el país, especialmente en lo relativo a mujeres y minorías.

Al Shara ha usado sus discursos para presentar su llegada al poder como un triunfo de la revolución, si bien los grupos que encabezaron la ofensiva distan de estar cerca de las ideas que impulsaron a los revolucionarios en 2011, aunque la 'realpolitik' está llevando a que estos grupos busquen un encaje en la nueva realidad.

Así, las autoridades interinas han emitido declaraciones garantizando que se respetarán los derechos civiles y se iniciará una democratización, tal y como pide la comunidad internacional, que se ha apresurado a establecer relaciones con el nuevo gobierno.

Esta vía política se ha visto materializada en el anuncio de la disolución de las diversas facciones armadas para crear un Ejército unificado, los llamamientos a miembros del antiguo régimen a entregarse a cambio de una amnistía y la promulgación de una Declaración Constitucional que, sin embargo, ha generado suspicacias al poner la jurisprudencia islámica como "principal" fuente para el sistema legal del país.

Además, el acuerdo entre las autoridades y las FDS --brazo armado de la Administración Autónoma del Norte y Este de Siria (AANES)-- para su integración en el nuevo Estado y garantizar los derechos de los kurdos parece cerrar el riesgo de conflicto interno.

CONFLICTO Y CRISIS HUMANITARIA

Por contra, la violencia a gran escala registrada a finales de la semana pasada tras una serie de ataques por parte de la milicia 'assadista' Brigada Escudo Costero --encabezada por Muqdad Fatiha, un antiguo comandante de la Guardia Republicana-- contra las nuevas fuerzas de seguridad, llevó a Damasco a lanzar una operación "a gran escala" en las provincias de Latakia y Tartús que derivó en matanzas de civiles.

El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos ha elevado a cerca de 1.400 los civiles asesinados, mientras que Al Shara ha prometido que "no habrá nadie por encima de la ley", después de que Estados Unidos achacara estos hechos a "terroristas islamistas radicales".

La situación es un reflejo de la precaria situación en esta nueva etapa y el riesgo potencial de un mayor deterioro en torno a líneas sectarias, lo que podría sumir a Siria en un conflicto similar al desatado en Irak tras la invasión estadounidense de 2003, especialmente ante las enormes necesidades humanitarias de la población por el derrumbe económico y la falta de oportunidades laborales.

En este sentido, World Vision ha alertado recientemente de que los catorce años de guerra han causado "profundas heridas emocionales y psicológicas" a los niños sirios. "Sin una intervención urgente, corremos el riesgo de perder a toda una generación por los efectos a largo plazo del trauma y la desesperación", ha dicho el director de Respuesta para Siria de la ONG, Emmanuel Isch.

En esta línea, el director para Siria del Consejo Noruego para los Refugiados (NRC), Federico Jachetti, ha afirmado que las turbulencias y la falta de inversiones limitan la capacidad de la población para recuperarse y ha apuntado a "una crisis de liquidez y poder adquisitivo" que llega ya a niveles que "tocan fondo".

"Observamos una precaria tendencia en el mercado, donde la familia siria promedio aún no puede permitirse comprar alimentos y otros artículos esenciales, incluso cuando los precios bajan", ha manifestado, antes de explicar que "Siria necesita inversiones que apoyen a las pequeñas empresas y generen oportunidades de empleo en proyectos como los de reparación de infraestructura civil".

El propio Al Shara ha hecho llamamientos al retorno de millones de refugiados de cara a impulsar esta nueva etapa, si bien la crisis y la falta de oportunidades está provocando que muchos opten por ahora por no regresar, especialmente ante la incertidumbre a nivel político y el riesgo de que el conflicto repunte en el futuro próximo.

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